La insurrección para llevarnos a la Constituyente

Por: D’Mar Córdoba S

“Todo parece juntarse para crear la tormenta perfecta y terminar en algunos meses proponiendo a Colombia una Constituyente, con la excusa de hacer de nuestro país un territorio de paz y de vida”

No es nueva la idea en la historia de la política mundial, la de crear lo que podemos llamar una tormenta perfecta, para fomentar descontento, desasosiego y desespero en la ciudadanía como fundamento para dar el siguiente paso a una Constituyente que “arregle los problemas” que nunca tuvieron solución.

Colombia había gozado de una democracia frágil, que resistió por años, desde 1948, los embates del comunismo que ha buscado hacerse con el poder para establecer un modelo de Estado fallido, alimentado por las ideas totalitarias y dictatoriales de la extrema izquierda, que ha probado que con su modelo somete a pueblos enteros para matarlos de hambre, haciendo uso de instrumentos fascistas como los de Mussolini o Adolfo Hitler.

Gustavo Petro llegó al poder, con apoyo fundamentalmente de los que, usando vías de hecho, incendiaron a Colombia durante tres meses desde el 28 de abril de 2021, en los que, apoyados en la idea de un paro nacional, atacaron a la Fuerza Pública, asesinando a dos hombres de Policía y dejando heridos a más de 1.200.

Esos que salían a pedir el “cambio” fueron los encargados de viralizar las propuestas del hoy presidente, basadas en un discurso de lucha de clases y odio por las instituciones de las que depende el orden en la nación. Misma receta en Chile, donde con la excusa del alza en el pasaje del metro en Santiago, incendiaron y acabaron con todo a su paso, hasta llevarlos a una constituyente fallida.

En Colombia la excusa fue una reforma tributaria que buscaba un recaudo por el orden de los 26 billones de pesos, para en su mayoría, atender demandas sociales de ciudadanos afectados por la crisis económica generada por la Covid_19; lo curioso es que hoy, que Petro es presidente, y propone una reforma tributaria de 25.9 billones de pesos, los mismos que rechazaron la de Carrasquilla no digan nada, aun cuando los primeros afectados serán ellos.

Tenemos la historia de la “paz total” de Petro con todos los criminales, incluidas las FARC que se supone según la versión de la extrema izquierda se había desmovilizado y desaparecido; está el ELN que ha dicho que ellos no se sentarán en una mesa donde estén otras organizaciones criminales, porque ellos tienen estatus para negociar por ser un grupo armado y político, mientras los demás son criminales comunes y narcotraficantes, como si ellos no lo fueran.

Por una parte las nubes de la tormenta se van formando alrededor de las medidas tomadas para prohibir la erradicación forzosa de cultivos ilícitos y la suspensión de bombardeos, lo que ha desembocado en mayor reclutamiento de menores de edad; también está el cambio de doctrina que buscan en las FF.AA, el traslado de la Policía al Ministerio de la Paz (aún pendiente por crearse); la baja de más de 60 generales de la República, la creación del ejército de paz de Petro, para darle $800 mil pesos a jóvenes integrantes de bandas criminales para que no sigan delinquiendo.

Todo lo anterior se traduce en la baja moral de una tropa que ahora está en la mira de su Ministro de Defensa, el señor Iván Velásquez, conocido por haberse pronunciado en contra de la Fuerza Pública el año pasado.

Y es este mismo Ministro el que dice que bajará el presupuesto de las FF.AA en $800 mil millones de pesos, en momento en que en solo 15 días de septiembre se reportaron 38 asesinatos en el país en diferentes masacres.

Ahora recordemos que el anuncio de la paz total y la segunda oportunidad, produjo como resultado la mayor votación por Petro en centros de reclusión como La Picota y la cárcel de Combita.

Por otra parte, tenemos al Canciller Leyva que hace un par de días afirmó que la frontera entre Colombia y Venezuela tiene 2.200.000 kilómetros; cuando en realidad es de 2.219 kilómetros; adelantando conversaciones en secreto con Nicaragua, supuestamente por razones humanitarias. Por lo que evitó votar en contra de ese país en una reciente sesión de la OEA.

Hay que ver lo que fue la semana pasada con la Ministra Irene Vélez, demostró de todas las maneras no tener idea de lo que significa ser Ministra de Minas, al punto que resolvió que Colombia tenía reservas de gasolina, cuando son de petróleo.

Ahora que tienen que eliminar los subsidios a los combustibles, ella sale a decir que hay una deuda de 10.000 billones de pesos, cuando es de 10 billones, bueno estas y otras afirmaciones que dan miedo. Pero claro, los del Pacto ya salieron a pedir que tuviéramos paciencia con la Ministra porque ella está en un proceso de aprendizaje, como si llegara a ser Ministro para aprender.

En materia laboral, desde ya hay proyecciones como la de Fedesarrollo que estima que el aumento en el salario mínimo será entre el 20 y 25%, lo que desencadenaría una inflación sin precedentes y desempleo como resultado del incremento.

Pero como si todo esto no fuera suficiente, hay que analizar los anuncios en materia de tierras, que han provocado que en 11 departamentos se estén presentando invasiones ilegales a predios, con la excusa de que a ellos el petrismo les prometió tierra y vivienda digna.

Hoy los ciudadanos están preocupados porque como en el Cauca, los invasores están atacando a los trabajadores y quemando cultivos, todo esto sin que haya mayor reacción por parte del gobierno nacional.

Sobre el tema de Salud en el país, las cosas empeorando con una Ministra, la señora Corcho, que anuncia que debe haber crisis en el sistema, uno de los mejores de América, para poder llegar con las soluciones. Muestra de ese afán por crear una crisis es bajar el presupuesto para el año próximo de 8.1 billones de pesos a 3.8; lo que tendrá sus obvias consecuencias.

Desde la extrema izquierda han presentado cuanta reforma pueden a la Constitución, al punto que sabrán que por tiempos no podrán hacer aprobar muchas de esas en estos cuatro años.

Todo parece juntarse para crear la tormenta perfecta y terminar en algunos meses proponiendo a Colombia una Constituyente, con la excusa de hacer de nuestro país un territorio de paz y de vida.

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