Por: Alberto López Núñez.
El marxismo cultural deriva de la tesis del pensador comunista Antonio Gramsci (1891-1937), quién postuló que el determinismo económico marxista se debía deponer y propone la lucha cultural como el sucedáneo de la lucha de clases.
Gramsci atribuyó un papel central a los conceptos de infraestructura (base real de la sociedad que incluye fuerzas de producción y relaciones sociales de producción) / superestructura («ideología», constituida por las instituciones, sistemas de ideas, doctrinas y creencias de una sociedad), a partir del concepto de «bloque hegemónico».
Según su teoría, la dominación no se hace a través del estado, sino por la “hegemonía” cultural de las clases dominantes de la sociedad. Esta hegemonía se establece a través del sistema educativo, las instituciones religiosas y los medios de comunicación.
Es por ello por lo que los comunistas priorizan la toma de estas instituciones, por ejemplo, a través de FECODE en la educación, de la teología de la Liberación en la Iglesia y de la cooptación de dueños y periodistas en los medios (y ahora de “influencers” en las redes).
La hegemonía, según Gramsci, significa liderazgo “cultural, moral e ideológico sobre grupos aliados y subordinados. Los intelectuales, una vez instalados, deberían tener posiciones de liderazgo sobre los miembros de estos grupos con su aprobación. Ellos lograrían la dirección del movimiento mediante la persuasión, en vez de la dominación o la coerción».
https://fee.org.es/articulos/antonio-gramcsi-padrino-del-marxismo-cultural/
Para el marxismo cultural, es fundamental la actividad de estos “intelectuales orgánicos” es decir activistas de la revolución en las entidades arriba mencionadas.
Para Gramsci, siguiendo a Maquiavelo, el “príncipe moderno” es el partido político. A través de este se instrumenta la lucha cultural y se llega a la hegemonía de las instituciones sociales, para así tomar el poder y establecer la hegemonía comunista.
Para el marxismo cultural es fundamental ganar la lucha ideológica a través de la guerra cultural. Es destruyendo las bases de la sociedad y , sus valores, que se l ogra la dominación cultural. Para lograr esa dominación, se crea la lucha identitaria, la cual desplazaría dentro del marxismo, la tradicional lucha de clases, proclamada por Marx.
“El camino hacia el gobierno de los marxistas culturales es la corrupción moral del pueblo. Para lograr esto, los medios de comunicación y la educación pública no deben iluminar sino confundir y engañar. Los medios de comunicación y el establecimiento educativo trabajan para poner una parte de la sociedad en contra de la otra parte. Mientras que las identidades grupales se vuelven más específicas, el catálogo de victimización y la historia de la opresión se vuelven más detallados. Convertirse en una víctima reconocida de la supresión es la forma de obtener estatus social y de obtener el derecho a asistencia especial, respeto e inclusión social”.
https://mises.org/es/wire/es-el-marxismo-cultural-la-nueva-ideologia-principal-de-estados-unidos
Es por eso que se debe enfatizar la guerra cultural, pues ella es la base de nuestra lucha ideológica contra el SSXXI, sin claridad y firmeza en la lucha contra el marxismo cultural, este seguirá cooptando las instituciones y diluyéndolas para finalmente o eliminarlas o absorberlas. Es indispensable que los ciudadanos estén formados en qué es esa batalla cultural, cómo enfrentarla y así poder lograr que instituciones como las escuelas y universidades, los medios de comunicación, gremios y sindicatos y la Iglesia no caigan en manos del marxismo cultural del SSXXI.